El sueño

Parte imprescindible de nuestra existencia que nos sirve para compensar lo no vivido en la realidad para el descanso físico, el descanso psíquico y ocupa generalmente la tercera parte de nuestras vidas.

Sueño

Nuestro sueño diario está dividido en cinco (5) fases de unos noventa (90) minutos cada una, las cuatro (4) primeras son el denominado sueño lento y la quinta (5ª) es el llamado sueño rápido o sueño R.E.M. En cada fase del sueño aparece el sueño R.E.M que es el descanso psíquico, en la primera (1ª) el sueño R.E.M es casi imperceptible y va creciendo progresivamente en cada fase, de modo que, en la quinta (5ª) casi todo el sueño es sueño R.E.M; de ahí la importancia que tiene para conseguir un buen descanso psíquico, dormir unas ocho (8) horas seguidas. Por tanto el descanso físico se consigue en las cuatro (4) primeras fases sobre todo y el descanso psíquico en la quinta (5ª).

Mientras estas fases se van sucediendo, nuestro cerebro no para de procesar, este procesamiento son los sueños, soñamos varias veces al día y todos los días de nuestra vida, otra cosa es que lo recordemos o no.

Hay distintas clases de sueños: unos son llamados sueños compensatorios, que tratan de asuntos que deseamos y no realizamos en nuestra vida cotidiana. Otros son los denominados resto del día, lo vivido durante el día se introduce en el sueño y es procesado de forma particular. Otra clase de sueños son los posturales o de malestar corporal, son sueños desagradables, con temáticas de angustia, impotencia, incomodidad, que reflejan psíquicamente el malestar físico. (Cortes circulatorios, malas digestiones, dolores, etc). Las pesadillas son sueños de temas especialmente importantes, preocupantes, dolorosos o conflictivos que se introducen en el sueño sin que podamos evitarlo.

En el sueño la censura que tenemos en la vigilia desaparece al igual que la lógica, por la tanto los criterios normativos no existen, tampoco existen los criterios de espacio, tiempo y realidad, así podemos estar viviendo el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo, y estar al unísono en varios lugares diferentes con personas que son a la vez hermanos, novios, primos y todo lo que se pueda imaginar. El hombre en función de la edad cambia el número de horas de sueño que necesita, este cambio es siempre de más a menos horas de sueño a medida que se avanza en edad. El lactante duerme unas veinte (20) horas, a los cinco (5) años un niño duerme de diez (10) a doce (12) horas, el adolescente nueve (9) horas, unas ocho (8) horas el adulto y seis (6) horas el anciano.

Como curiosidad diremos que dentro de los mamíferos hay de todo en cuanto a la duración de horas de sueño, dependiendo de las distintas especies, citaremos dos (2) ejemplo extremos: el máximo número de horas sería para el león macho que duerme veinte (20) horas y el mínimo para la jirafa que duerme ocho (8) minutos.

Supongo que con lo expuesto podamos extraer la importancia del sueño en nuestro equilibrio diario y en nuestra trama biográfica y el descabalamiento que se produce a todos los niveles cuando nuestro descanso se ve afectado.

Autor.

Fernando Huerta Moreno. 

Humane Centro de Psicología

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