Se denominan trastornos psicosomáticos, a todo síntoma o molestia que no encaja en ninguna tabla de clasificación fisiológica y por lo tanto se juzga que su causa es de origen psicológico, por lo que su solución conlleva resolver esta etiología psíquica para eliminar las consecuencias reales.
La división de estos trastornos se hace en tres 3 grandes grupos, dependiendo de su origen y su presentación clínica. Esta división quedaría como: Trastornos psicosomáticos secundarios, trastornos somatoformes y trastornos facticios.
Trastornos Psicosomáticos Secundarios
Son la consecuencia de problemas psicológicos primarios; bien de la depresión, bien de la ansiedad o de la crisis de angustia.
En la depresión los síntomas más evidentes son generalmente, la pérdida o aumento del apetito que conlleva disminución o ganancia de peso, cansancio y falta de energía inmotivados de forma duradera, insomnio o hipersomnia que permanece en el tiempo.
La ansiedad, hace que tengamos síntomas en muchos sistemas; en el circulatorio con taquicardias y arritmias, en el muscular con temblores en miembros corporales o en el cuerpo, contracturas o tics, dificultad para respirar o presión en el pecho, en el nervioso con sequedad en la boca, exceso de sudoración, insomnio, y diferentes problemas sexuales, en el digestivo con molestias estomacales e intestinales como tensión, náuseas, vómitos, diarreas, y en urinario con micción frecuente o de manera urgente.
En la crisis de angustia aparecen frecuentemente palpitaciones intensas, desmayo o percepción de caerse, respiración muy agitada, sudoración intensa, signos de vértigo, percepción de calor o frío, tensión potente en la garganta y síntomas de ahogo.
Trastornos Psicosomáticos Somatoformes
Son problemas fisiológicos cuyas causa son debidos directamente a problemas psicológicos, en este tipo de trastornos no hay participación voluntaria, sino que es debido a conflictos del individuo.
El primer trastorno que encontramos es el Trastorno Dismórfico. Se caracteriza por una preocupación persistente por defectos físicos o deformaciones imaginadas, que ocupan la vida mental del sujeto con las características de una auténtica obsesión. Las quejas más usuales son el tamaño o forma de la nariz, de la simetría de los hombros, del tamaño de los pechos y del peso.
El segundo trastorno es el de Conversión, cuya peculiaridad reside en transformar los problemas psíquicos en problemas motores o sensoriales. Los síntomas más usuales son: dolores de cabeza, parálisis faciales, convulsiones, amnesia, dificultad respiratoria o alimentaria y vómitos.
El tercer trastorno sería la Hipocondria, que se caracteriza por la preocupación obsesiva e insistente del padecimiento de enfermedades que son graves o incurables. Éste paciente parece estar desconectado del exterior y sus preocupaciones se centran en los problemas que pueda presentar cualquier sensación que le transmita su cuerpo.
El siguiente es el Trastorno por Somatización, que es la tendencia a experimentar y comunicar síntomas o molestias de forma persistente sin que haya nada fisiológico que lo justifique. Los síntomas son casi los mismos que los del Trastorno de Conversión.
El último trastorno de este bloque es el Dolor Somatoforme, es un dolor ideopático, es decir, dolor sin causa biológica. Las personas que sufren estos dolores no disponen de otros síntomas que no sea el simple dolor, y lo habitual es que sean víctimas de la ineficacia terapéutica y del escepticismo.
Trastornos Psicosomáticos Facticios
Se denominan así todos aquellos que son deliberadamente causados por la acción humana, con intención o no de producir daño o lesión.
La personalidad y las características de las personas que tienen este trastorno es algo destructiva y masoquista, y a veces organizan su vida en torno a los ambientes sanitarios. Los síntomas más comunes son: fiebre, amnesia, dermatitis y trastornos endocrinos.
Son personas que por su conflicto psíquico se autoagreden de mil y unas maneras, sin solucionar su problema y complicándolo.
Así pues, los trastornos psicosomáticos, son problemas cuya causa original son los conflictos psicológicos que generan en el individuo una gran ansiedad, y ésta a su vez lleva al sujeto a sufrimientos que en apariencia son biológicos; por tanto el tratamiento debería ir a esos conflictos y no al autoconsumo descontrolado de fármacos, sino a una farmacoterapia regulada y a una psicoterapia seria, para corregir las causas en el medio y largo plazo, no a eliminar a corto las consecuencias, logrando así su solución.
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