El programa genético nos empuja a la reproducción de forma irremediable, tiene mucha fuerza y está afortunadamente por encima de barreras racistas y clasistas, de consecuencias tales o cuales y de un largo etcétera, y lo ha hecho muy bien, porque hace unos 100.000 años se calcula que los ejemplares del ser humano eran unos 90.000 individuos los cuales, salvo alguna pequeña diferencia, eran prácticamente igual que somos nosotros ahora.
En estos momentos la población mundial de humanos está por encima de los 7.000 millones, luego el programa genético y su empuje hacia la reproducción podríamos decir que ha tenido un brutal éxito productivo, tanto que, si no lo frenamos, si no le ponemos cuota, en breve no sabemos bien que va a pasar con la población y los recursos disponibles, los cuales aunque los hemos ido aumentando mucho, cada vez necesitamos más porque somos un ingente número de personas y también porque queremos disponer de muchos más recursos que hace unos pocos años.
A este ritmo dentro de relativamente poco tiempo sería necesario mudarnos de planeta o en posiciones más realistas utilizar o bien el control o bien la ciencia, para no desbordar al mundo con una población no tolerable. Eso o pensar en vivir todos con muchos menos recursos para en no demasiado tiempo al haberlos agotado todos.
El programa cultural de muchos países dice que los hijos dan la felicidad por encima de todas las cosas y, sin embargo, han ido reduciendo el número de hijos por familia de forma progresiva, lo que significa que algo está cambiando en esos datos con respecto a este tema que nos atañe.
Si los hijos dan la felicidad sobre el resto de las cosas ¿por qué no establecemos correlaciones lineales? si los hijos nos dan la felicidad más que nada en el mundo, y considerando que ahora los medios económicos, sociales y médicos son infinitamente mejores que cuando se tenían 10 y sobrevivían 4 ó 6 hijos de forma habitual… ¿por qué no tener ahora 12 ó 14 que sí sobrevivirían?
Antes casi todo el mundo tenían todos los hijos que venían, y tanto el padre como la madre dedicaban su vida a obtener lo que podían para poder alimentarlos, vestirlos, a los cuidados, a su supervivencia y mantenimiento. Por lo general dedicaban casi todo el tiempo y el esfuerzo vital a ellos, además como no paraban de venir pues no se descansaba hasta que la naturaleza decidía que ya se había acabado, lo cual no les dejaba margen es sus vidas prácticamente para otras cosas una vez realizada la tarea de la reproducción y el mantenimiento para que el mayor número de copias genéticas sobrevivieran y continuaran el ciclo hasta que les tocaba morirse.
Progresivamente, dentro del mundo avanzado económica y culturalmente, el número de nacimientos ha ido disminuyendo más y más, tanto que en algunos países ya no hay crecimiento, o el crecimiento de la población es negativo, pero la gente vive muchos más años que hace muy poco y además la calidad de vida también ha aumentado, sobre todo a nivel fisiológico y médico, otra cosa es la realidad psicológica, de eso ya hablaremos algún día.
En este llamado primer mundo, tenemos métodos anticonceptivos para poder pasarlo bien con las relaciones sexuales sin tener los riesgos que antes había de tener hijos, o haciendo que los riesgos sean mucho más bajos; por no hablar claro está de lo importante que son algunos para evitar los problemas de transmisión sexual en parejas no estables. Es como un sueño para el ser humano, refuerzos sin castigos, la séptima maravilla.
Ahora intentamos atrapar la felicidad que nos dice el programa cultural de que tener hijos nos hará más felices, pero pensamos más inteligentemente y establecemos predicciones de castigos y refuerzos en función del número de hijos que se pueden tener, calculando un número ideal en función de nuestras posibilidades económicas, personales y de ayuda familiar para llevar a cabo la crianza de los mismos, así como el esfuerzo que supondría tener este número o el otro. Esto quiere decir sin duda que en muchos lugares del mundo este programa ha cambiado estableciendo un nuevo modelo de pensamiento en el que hemos sustituido datos que nos suponían una rentabilidad vital negativa importante, para quedarnos con una realmente rentable en el asunto de la natalidad, decidiendo tener menos hijos e incluso en algunos casos ninguno, poniendo estos en equilibrio con otras cosas que la vida nos puede aportar o no incluyéndolos en el proyecto vital.
Autor.
Psicoterapia Sexología Coaching Cursos
Más información o contratación de cualquiera de nuestros servicios:
Online: info@humane.es
Presencial: 910 133 165