Etapa difícil donde las haya, la cual abarca desde los diez (10) a los diecinueve (19) años en la que se dan enormes transformaciones físicas y psíquicas se modifican los hábitos anteriores y hay un cambio de las relaciones del sujeto tanto en el ámbito familiar como en el social y se descubre la sexualidad.
Progresivamente el adolescente nota que todo en el va cambiando; aparece vello en las axilas y en el pubis, las chicas notan que les crecen los pechos, que sus caderas toman forma y aparece la menstruación. Los chicos comienzan a tener erecciones, les sale vello en la cara y a la vez se les pone cada vez más grave.
En su mente aparecen también nuevas variables, acordes normalmente con los cambios físicos; empieza la maduración intelectual y cognitiva, hay una búsqueda de la propia identidad, preocupación por lo místico, lo religioso, lo científico y una crítica a veces, despiadada, del entorno.
Sus relaciones tampoco son como las de antes, hay una progresiva separación de los padres y la formación de un grupo de iguales similares en edad, proyectos, inquietudes, óptica de vida… Ahora en el grupo se descarga y canaliza la mayor parte de la energía, además se obtiene en él seguridad y autoestima, así como una nueva conexión con el mundo.
Por si todos estos cambios fueran pocos aparece un nuevo factor de ajuste; el interés por el sexo, por autoconocimiento y el conocimiento del sexo contrario. Las relaciones chico-chica y chica-chico son diferentes determinadas por esta nueva variable.
El adolescente además tiene que dejar atrás las posesiones de la infancia y sufrir sus duelos ineludibles.
Por el niño que va a perder su peso, forma y tamaño han cambiado al igual que sus obligaciones y privilegios.
Por los padres de la infancia. Padres que siempre daban cobertura, mimo, decidían por él, actuaban por él.
Por la pérdida de la bisexualidad. Hay ya una clara identidad sexual e interés por el otro sexo, desaparece por tanto la indiferenciación y la ambigüedad de la que se había gozado hasta entonces y se acaba el periodo de tranquilidad y estabilidad.
Es pues ésta la época de la vida que nos lleva desde la infancia a la juventud y nos sirve para practicar las habilidades, las destrezas, los hábitos y las costumbres que nos exigirán en la vida adulta.
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