Si escuchamos a muchas las personas en nuestra sociedad hablar del trabajo, oiremos con facilidad frases tales como: “a ver si hoy acabo pronto y me voy a casa”, “mañana ya es lunes y hay que trabajar, qué fastidio”, “qué contento estoy que hoy es viernes y ya se acabó hasta la semana que viene” o “cuando llegará la jubilación y podré disfrutar de la vida y ser feliz” y otras tantas verbalizaciones de este estilo.
En nuestro país al igual que en otros muchos tenemos un virus importante del programa cultural, en el que parece que trabajar es sin duda un castigo del cual por supuesto no se puede disfrutar y del que hay que huir todo lo que se pueda para sufrir lo menos posible; por tanto no puede haber satisfacción pero sí dolor ante esta situación: la laboral.
Sin embargo, el trabajo es una de las actividades más significativas de nuestra existencia es, en principio, a la que más tiempo dedicamos, nos sirve además para ganarnos la vida, para establecer relaciones sociales y para nuestra realización personal.
Por un lado, sentimos que con nuestro esfuerzo, conseguimos una retribución económica que nos permite vivir a nosotros y a nuestras familias, y disfrutar de ciertas cosas agradables de la vida, además de sostener a la parte de la sociedad no productiva la cual necesita nuestra ayuda por estar en peores condiciones que nosotros y permitirnos dentro de una sociedad civilizada, que tengamos ciertas coberturas sociales solidarias.
El trabajo además nos sirve para el conocimiento de otros y relación interpersonal, y el ser humano necesita la relación social por naturaleza, dado que el individuo es parte formante de un grupo. Es pues el trabajo una importante fuente de gratificación por obtención de reforzamiento social.
Por último con nuestro trabajo conseguimos sentirnos valorados, autorrealizados, vemos que somos útiles y productivos, notamos que somos una pieza del engranaje de la sociedad que aporta a los demás y se aporta a sí mismo.
Entonces ¿por qué se vive tan mal?
En primer lugar porque supone un gasto energético y eso en la naturaleza siempre se ha medido para poder sobrevivir en nuestros antiguos tiempos, donde la energía y su acumulación y ahorro, era la diferencia entre la vida y la muerte, por eso el tema de la pereza ante la actividad.
En segundo lugar por lo que comentamos anteriormente del virus en algunas culturas donde trabajar es vivido como algo negativo y penalizante, por datos falsos insertados en los cerebros de esas culturas por simple casualidad probabilística, frente a otros que interpretan el trabajo como gratificador.
Y en tercer lugar porque tiene determinados condicionantes, que algunas veces nos hace que no podamos disfrutar de él, a pesar de todo lo que nos aporta en nuestra vida en diferentes ámbitos de ella y los cuales comentaremos a continuación.
El problema no es tener que trabajar, sino la obligatoriedad, el hecho de tener que hacer algo forzosamente y procesarlo así, ya nos hace vivirlo como desagradable. Pero no es sólo tener que desarrollar ciertas funciones, además hay que hacer una cantidad de tareas determinadas dentro de unos tiempos fijados, dar una determinada tasa de productividad, lo cual puede, si no lo manejamos adecuadamente, hacernos sentir mal.
Por tanto finalizaremos diciendo que el trabajo es muy importante en nuestras vidas, por todos los elementos que aporta y que ya hemos mencionado, que nos será más agradable, pudiendo ser muy gratificante, en la medida que lo hagamos más voluntariamente, así como de que obtengamos mayor satisfacción en las tareas que realicemos, tengamos más libertad en la dosificación del esfuerzo a realizar y en los momentos de la realización; y estará muy influido por la interpretación que hagamos del mismo en función de los datos que tengamos con respecto al concepto trabajo; difiriendo mucho entre distintos individuos, familias, países, épocas…
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